Infancia y ciudad en tiempos de pandemia

Por: Piera Medina Ziller; arquitecta urbanista, Magíster en Desarrollo Urbano UC; directora ejecutiva Fundación Escala Común: infancia, crianza y bienestar en la ciudad:  www.escalacomun.cl.

Llevamos casi 2 meses dentro de nuestras casas, algunas menos que otros países que nos preceden a esta crisis. De forma abrupta e insospechada tuvimos que detener nuestro ritmo, guardarnos dentro de nuestros hogares, y esperar a que todo esto pase; esperar, nos hemos vuelto a encontrar con la espera, en un mundo cargado de prisas.

Tras muchas conversaciones y reflexiones sobre cómo cada uno ha enfrentado este momento, lo único claro es que está pandemia y cuarentena nos pilló a todos de diversas formas, enfrentándonos desde distintas aristas, a cómo vivir y hacer el balance y complemento sobre lo que ha sido para cada uno el encierro y el distanciamiento social, el aburrimiento, lo laboral, la incertidumbre, y para muchos, cómo vivir la crianza en tiempos de cuarentena. La experiencia para muchos padres ha sido sin duda un aprendizaje cargado de sentidos, y para los niños y niñas, un capítulo que dejará huellas en su memoria para siempre. Los diversos cambios que han debido enfrentar en sus rutinas y contextos de vida han sido significativos, como por ejemplo trasladar el colegio y todos sus beneficios sociales, a una pantalla (cuando los recursos lo permiten), en la que el rol pedagógico lo han debido absorber los propios padres, el juego en el patio escolar (clave para el desarrollo social intergeneracional) ha sido reemplazado por tardes de juego en casa, y el uso del espacio público y los distintos espacios de la ciudad, ha quedado acotado a los espacios comunes de la vivienda. El cómo se sintieron y sobrellevaron el día a día mientras estuvieron en casa, será una historia para contar cuando vuelvan a visitar a sus abuelos, amigos, y familiares.

La ciudad ha quedado restringida para muchos niños y niñas, y quizás como nunca antes, entendemos el valor que tiene el espacio público para la calidad de vida de las personas, en especial para los padres que reconocen la ciudad como un soporte necesario y lleno de beneficios para la crianza de sus hijos/as. Hoy nadie podría negar el rol que tiene la ciudad para el desarrollo y bienestar de la infancia, y de todos nosotros, y la importancia que tiene el espacio público para sentirnos parte de una comunidad vinculada que entrega sentido a nuestra identidad.

La existencia del hombre surge a partir del habitar, señala Heidegger, y en los tiempos que vivimos hoy, esto cobra aún más relevancia para la infancia. La dimensión de lugar comienza a definirse desde etapas tempranas, cuando el niño/a se inicia en la etapa de exploración, a partir de los primeros movimientos autónomos, como el gateo y sus primeros pasos, los paseos por la ciudad, o bien, sus primeras incursiones socio-espaciales en la plaza de juegos del barrio. La ciudad, como soporte de distintos lugares dialogantes, juega un rol clave en esta etapa de desarrollo. 

Es en la ciudad que el niño/a comprende la relación que existe entre los espacios interiores y exteriores, lo público y lo privado, los otros sujetos y las interacciones sociales, y en la medida que se convierte en un sujeto urbano, comienza a integrar los distintos ‘lugares significativos’ en su experiencia y generar relaciones con y entre ellos. Esto comienza una vez que el niño/a empieza a entablar vínculos cotidianos con el entorno urbano, se relaciona emocionalmente a través de la experiencia y los incorpora como parte de su inventario espacial personal. Todo ello es de una operación muy compleja para el niño/a, pues la comprensión de su entorno requiere ir a la par con del desarrollo de las distintas áreas cognitivas en constante evolución y perfeccionamiento.

Para la infancia, la ciudad juega un rol fundamental en su desarrollo cognitivo, psicosocial, psicomotor, para su salud física y mental, para sus aprendizajes simbólicos y espaciales, etc. Hacer actividades al aire libre de forma cotidiana genera beneficios directos en la disminución de obesidad, sedentarismo, problemas a la visión, pero también, las prácticas cotidianas de los niños/as en el espacio público genera beneficios en su autonomía, en su construcción de identidad como individuo, en la cohesión social, y calidad de vida de los entornos donde los niños/as participan. 

No obstante, el desarrollo de la ciudad, con gran énfasis en las últimas décadas, ha desconocido la presencia de los niños/as como usuarios activos de los espacios públicos de encuentro y sociabilización. Más bien, es posible determinar que la sociedad ha entendido y consensuado casi sin reparos, que la ciudad se ha vuelto un elemento peligroso, inhóspito, y no apto para el uso infantil. La coyuntura entre la ausencia de mecanismos de inclusión y participación de este grupo en la planificación urbana, y la excesiva cautela y restricción para que los niños/as usen el espacio, libre y de forma autónoma, los ha expulsado de lo que antiguamente era su imperio natural, la calle, el barrio, la ciudad, ámbito de socialización que resultaba fundamental para su desarrollo. 

Este encierro, obligado o por prevención, nos ha abierto perspectivas que parecían soslayadas en lo cotidiano, nos invita a la reflexión sobre qué y cómo queremos ser una vez que volvamos a lo público. Y es que volver a lo público requiere de una reinvención de nuestro ‘ser público’, es recuperar el tiempo y espacio perdido, y refundar una nueva manera de formar parte de la ciudad, y de re-pensarla para todos sus habitantes. Hacer presentes las voces de los niños y niñas en las miradas territoriales, que durante esta pandemia, y en la vida cotidiana en general, se encuentran completamente ausentes.

Pero, ¿qué pasa cuando no podemos salir a ciudad? ¿qué pasa cuando debemos mantener a los niños y niñas en casa para protegerlos en tiempos de pandemia? 

Pues bien, estamos frente a un momento único que nos invita reflexionar sobre el rol indiscutible que tiene la ciudad para el desarrollo infantil, pero también, para reconocer los valores que le entrega la infancia a la ciudad y a la calidad de vida urbana. ¿Qué sería de la ciudad sin los niños y niñas? ¿Seríamos capaces de vivir una ciudad sin sus risas, sin aquella imaginación que los niños/as le regalan a los espacios, su forma de resignificar cada esquina y cada lugar desde la acción lúdica propia de la infancia? No podemos permitirnos perder los valores que la infancia le regala a la ciudad, aquellos que permiten mantener activa y viva su propia infancia.

Que esta experiencia sea un punto de quiebre para devolverle los espacios de la ciudad a los niños/as. Que sean sus impresiones y percepciones, así como sus experiencias, las que cambien los ojos con los que miremos los lugares. Al volver a la calle, permitamos a los niños/as explorar, conocer, disfrutar, y reinterpretar una y mil veces cada rincón de la ciudad, que recuperen el espacio perdido, aceptando la invitación a involucrarnos también como adultos en ello. Estamos frente a un momento histórico a nivel mundial, en donde las conexiones se sostienen a través de la internet. ¿Y al salir, podremos llevar estas relaciones al plano exterior? Dependerá de nuestra capacidad de reinventarnos luego de esta crisis, y crear espacios que contengan aquellos encuentros cotidianos, y tan esenciales como lo han sido durante esta crisis a través de una pantalla. Dependerá de nosotros crear lugares donde los niños/as puedan jugar y estar en la ciudad, así como los vínculos que sostienen estos espacios. La mirada en la vida cotidiana se hace urgente para comenzar a entender los territorios, sobre todo una vez que volvamos a vivir la experiencia territorial, y ser comunidad.

Al poner el foco en cómo se piensa la ciudad desde la infancia, se empieza a abrir la caja de problemáticas que hoy vemos con tanta claridad al estar encerrados, y esto es un desafío que debe ser abordado con urgencia.

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Nota: Este texto tiene como base dos investigaciones realizadas por el equipo de Escala Común tituladas: “Geografías de la Infancia: derribando muros del Gigante Egoísta. Análisis de la pertinencia infantil en el diseño de espacios públicos”, disponible en: Manual geografías de la Infancia) y “Ludotecas Barriales: reconfiguración barrial desde la infancia. Análisis de un modelo de fortalecimiento comunitario y bienestar infantil en la ciudad”, disponible su resumen en: Manual Ludotecas Barriales

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