El impacto del diseño en el bienestar de las personas y el planeta

Por: Mariapaz Sepúlveda Cabrera; Arquitecta, acreditada LEED AP, WELL AP y Asesor CES; consultora independiente de proyectos sustentables y saludables.

Resumen: Atender holísticamente la necesidad de calidad de vida, salud y bienestar que la sociedad presenta hoy, es una prioridad que nos permite concebir espacios y ciudades que impactan positivamente a las personas y al planeta.

Palabras claves: Calidad de vida, salud y bienestar; holístico; colaboración y trabajo interdisciplinario.

En Chile se venía enfrentando una crisis social, que fue denominada, luego de Octubre 2019, como  “el estallido social”. Este despertar nos ha dado una oportunidad para reflexionar y reaccionar sobre la sociedad que queremos ser, y en medio de esta pandemia que nos llama a distanciarnos y quedarnos en casa, se evidencia aún más la necesidad de bienestar, de mejorar nuestra calidad de vida, y de romper con las profundas desigualdades de nuestro país.

La tarea de responder a estas necesidades es titánica, pero se hace más terrenal conforme entendemos desde dónde partir. En este sentido, medir el bienestar y la felicidad se hace cada día más relevante, ya que son indicadores que no sólo juegan un rol fundamental en determinar cómo lograr y medir el desarrollo social y económico en un país (World Happiness Report, 2020), sino que también permiten alinear las necesidades e intereses de las personas con el de las instituciones, para generar estrategias efectivas y de impacto significativo.

En el caso del diseño de los espacios y las ciudades, existen diversos estudios que muestran una directa relación entre el aumento de la productividad y el aumento del retorno de la inversión (ROI) cuando atendemos holísticamente el bienestar físico, mental y social de las personas. Podemos encontrar casos de estudio que muestran que la satisfacción y participación de las personas ha aumentado sobre un 70% cuando las estrategias implementadas unen tendencias de comportamiento, según edad e interés, con el diseño y la operación de un espacio (IWBI, 2019).

Para lograr estos niveles de satisfacción y participación se debe entender las necesidades mentales, sociales y físicas de los individuos para quienes se diseña. Por un lado, se debe mirar las estadísticas y el comportamiento de distintos sectores demográficos, por ejemplo, millennials1 y centennials2 muestran que son generaciones con mayores problemas de salud mental que las generaciones anteriores, que no tienen capacidad de proyección y que se sienten solos a pesar de su gran cantidad de “amigos y amigas” en redes sociales. Todo esto debido al exceso de información, falsa o verdadera, a la que se ven expuestos, siendo sus principales preocupaciones la inclusión, la sustentabilidad, la ética y la seguridad (Pasqualini, 2020) – todas en constante amenaza. También son generaciones cuyos sistemas inmunes están más deprimidos que los de generaciones anteriores debido al aumento del estrés, y a que en nuestros primeros años de vida vivimos en espacios estériles con limitado acceso a la naturaleza. Las personas tienden a creer que mientras más limpio un espacio, mejor es para la salud de niños o niñas, pero enfermedades como el autismo, el asma, las alergias alimentarias, la obesidad, entre otras, se ven beneficiadas por la falta de contacto con ciertas bacterias en nuestra primera infancia, lo que contribuye a ser adultos inmunodeprimidos (Gilbert, 2017).

Por otro lado, para lograr un diseño exitoso desde el punto de vista del bienestar, también es importante mirar las principales causas de muerte en el mundo, ya que están relacionadas con enfermedades no transmisibles (ENT) asociadas a factores ambientales, genéticos, socioeconómicos y culturales. Según la OMS, “si estos Factores de Riesgo fueran eliminados se podría prevenir al menos 80% de las enfermedades del corazón, ataque cerebral y la diabetes tipo 2 y 40% de los cánceres” (MINSAL, 2017). Así, debido a que pasamos el 90% del tiempo en interiores y el 100% del tiempo en un espacio/lugar, diseñadores, arquitectos y urbanistas se vuelven primordiales, y cuando se diseña, primero se debe consultar a los usuarios de todas las edades, ya que ellos son los protagonistas y usuarios finales de tales espacios; y segundo se debe mirar a la ciencia que revela factores físicos que las personas no pueden decir por sí mismas.

Todo esto, es un trabajo que se logra implementando políticas públicas intersectoriales que apunten a mejorar nuestra condición y estilos de vida; y a la colaboración y el trabajo interdisciplinario de comunidades y profesionales, entendiendo que todos y todas interpretamos un rol fundamental en mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas.

Im1. Colaboración y trabajo interdisciplinario para atender holísticamente el bienestar físico, mental y social de las personas / Fuente: Rawpixel.

Hoy, existen diversas fuentes de información y herramientas que podemos consultar en materia de salud y bienestar en edificios y comunidades, las cuales gracias a la colaboración de diversas instituciones y trabajo interdisciplinario han logrado abordar holísticamente estos temas, considerando estrategias de calidad de aire y de agua, parámetros de luz y acústicos, y consideraciones de confort, encuentro social y vida saludable. Algunas de estas herramientas son las presentadas por la Certificación Fitwel, o por el International WELL Building Institute con la Certificación WELL o el WELL Health-Safety Rating (inaugurada este mes para el retorno post-COVID-19), y también por certificaciones ya aplicadas en Chile como LEED y Certificación Edificio Sustentable (CES), que incluyen algunas estrategias enfocadas en las personas. Así como estás, existen muchas otras, lo importante es que al elegir las estrategias que se implementarán se busque un impacto integral considerando comportamiento y operación para lograr un diseño efectivo; tomando en cuenta aquellas que han demostrado tener un mayor impacto en la salud y el bienestar al mejorar aspectos como calidad del aire, confort térmico, iluminación natural y artificial, ruido y acústica, vistas y biofilia, ergonomía, ubicación y acceso a servicios (Attema, 2018). Todos ellos, factores fundamentales para el desarrollo integral de la habitabilidad para la infancia.

Im2. Espacio infantil diseñado en base a enfoque holístico y de bienestar / Fuente: https://www.frameweb.com/news/ecokid-kindergarten-lava

Finalmente, para lograr atender holísticamente la necesidad de calidad de vida, salud y bienestar que la sociedad presenta hoy, se debe abordar cada diseño que hagamos desde el corazón, con empatía y comprensión por las personas para quienes estamos diseñando, y desde ahí, hacer un trabajo interdisciplinario que nos permita entender el espacio que habitamos como un ecosistema vivo que tiene un impacto real en la salud pública, ya que entonces nuestras ciudades no sólo se vuelven un lugar fantástico para experimentar la vida, sino que también afectan positivamente el bienestar del planeta que nos da hogar. Aprovechemos esta pandemia como una oportunidad para cuestionar el “status quo” o “business as usual” para escuchar, dar forma y regalar la dignidad y bienestar que los chilenos y chilenas exigen.-

Referencias:

Notas:

1. Millennials (Generación Y). No hay precisión o consenso respecto a las fechas de inicio y fin de esta generación; los demógrafos e investigadores suelen utilizar los primeros años de la década de 1980 como años de inicio del nacimiento y de mediados de la década de 1990 a principios de la de 2000 como años de finalización del nacimiento

2. Centennials  (Generación Z). Los demógrafos e investigadores suelen señalar desde la mitad de la década de 1990​ a mediados de la década de 2000​ como el comienzo de los años de nacimiento de la generación, mientras que hay poco consenso con respecto a su terminación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *